Desde la hendidura
de los adoquines,
en esta noche de la Barcelona atroz,
profetiza en el centro de la nada
el eco insolente del buzón de voz,
que te hallas indisponible
a mis palabras,
más el gepeese insistió:
> Tendida ante la noche del Sahara...
Suenas en mi vida,
comunicas,
pero se me olvido cargar la bateria.
Carmina Ral
