Hay un bosque vistiendo palabras
y enhebrando pistilos sin prisa,
su atavío se nutre de trajes
de un color entre hisopo y glicina...
Tras andar los espinos y zarzas,
herederas de piel sin cobija,
nos legaron adagios las madres
para hilar como echarpes poesía...
Así hembras desnudas de mapas,
planisferios y cartografía,
divagamos con lenguas mestizas
el deseo y sus epifanías...
Con las ramas de otoño trenzadas
tejeremos espesa la vida
y que cante el graznido en
la sangre
libre al fin el sonido en la herida...
Ophelia riu (Carmina Ral)
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