SALGO,
a la sima de
la noche,
al espejo que
aún hiere
y no me corta,
o ¿es el
lienzo del temblor
que cercena mi deseo a quemarropa?
Salgo,
al viento de
las nieblas
que persigue
desde cerca
el suave
merodeo de las olas,
mi paso se
detiene ante tu roca…
renuncio entonces
a la
prolongada hiedra en el rocío,
y en un venir
a pisarme los talones,
la madrugada
rosa
me concierne,
y siento el
frio.
-© Carmina Ral 2016
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