ARTERIAS
Aunque desnuda
de los miedos
que otras
veces…
me chutaban en
vena
los asfaltos,
presiono en
mis bolsillos
la espuma atravesada de los días
desde el aerosol
de pánicos baldíos,
mientras, la vena en el cuello
me late
acelerada
como un
repique de palillos,
un tambor en
la noche redoblada,
anunciando el
número salvaje
de la
trapecista casi octogenaria,
que concentra
y me coloca
en el punto de
lo incómodo,
tropezando el
compromiso de los ojos
con la tez
descarnada
de los monstruos,
en la postura
extrema de un cansancio
de arterias
vertebrales al acecho,
y el
trampantojo se vierte
calle abajo,
atento a la
pendiente
del oprobio.
Carmina Ral
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