NUDOS
Mientras mascamos
el chicle caducado,
de
las horas,
y la nieve sucia se amontona
en la glorieta de invierno,
desnudo de los nudos
tantas madejas rotas,
reos en el archivo
de caos subterraneos,
donde el guepardo es el centinela,
el guepardo que respira a nuestro lado,
y solemos evocar
cuando nos dejan,
en aquellos días en que el amor viral
domesticaba treguas,
distantes al contacto fronterizo,
que simultaneando polígrafos secretos,
armaban
cuadriláteros,
de estachas anudadas
con blancos crisantemos.
Carmina Ral
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