LA
ENTELEQUIA
Me enseñaron a adorar la belleza,
como se ama en los ancestros
el mar de Pasifae,
la entelequia...
Su pedagogía llana me impulsaba
a codiciar el galope vencedor
con denominación de origen,
en mayúscula,
y en el hierro forjado
grabado a fuego esdrújula,
refulgía el nihil obstat
para el ganador,
más para mis adentros...
no atinaba
a
comprender de que iba la reyerta,
ni cual era el castigo del vencido,
pues en las noches que te tuve
y no tenía,
se me iba del trofeo,
el corazón...
Carmina Ral
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